El judío Meir Margalit gana el Ànima por querer la paz con los palestinos

El premio internacional de los Reconeixements Ànima de este año ya tiene vencedor. Meir Margalit gana el Ànima. El cofundador y coordinador del Centro de Iniciativas por la Paz de Jerusalén y activista por los Derechos Humanos se le otorgará el título honorífico el viernes 6 de octubre en la gala de entrega de los Reconeixements Ànima Ciutat de Mollerussa dentro del marco de la X Velada Solidaria Ángel Olaran que se celebrará con la tradicional cena solidaria en el Restaurant Resquitx con la asistencia del misionero Ángel Olaran.

La II edición de los ‘Ànima’ y la información sobre el ganador del Reconeixement Ànima Abba Melaku se ha presentado en rueda de prensa a los medios de comunicación esta mañana de martes 5 de septiembre de 2017 con la presencia del alcalde de Mollerussa, Marc Solsona, y el presidente del CIS Ángel Olaran, Josep Maria Pujol. Ambos, miembros del jurado que ha elegido a Meir Margalit y que han hecho pública la decisión del mismo. El resto del jurado son: Roberto Fernández Díaz, Rector de la Universitat de Lleida; Joan Josep Guinovart i Cirera, fundador director del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona, y Manel Vila i Motlló, Director General de Cooperació al Desenvolupament del Govern de la Generalitat de Catalunya.

Este reconocimiento internacional se inició para distinguir a una gran persona con destacada aportación en el mundo de la solidaridad y en la ayuda a la sociedad en general.

¿Quién es Meir Margalit?

Meir Margalit, un activista israelí por los Derechos Humanos. Nació en Argentina en una familia que huyó del terror del Centro Europa y emigró a Israel, convencido que era la tierra prometida. Luchó con el ejército de Israel en la guerra del Yom Kippur y entendió que la paz con los palestinos no se ganará por las armas, que lo que hace falta es entenderse con los diferentes y que en el fondo, todos somos muy iguales.

El judío Meir Margalit gana el Ànima por querer la paz con los palestinos

EFE. Ricardo Suárez

“Puede que no seas tú el que finalice la faena, pero esto no te da ningún derecho para dejar de hacer” (refrán del Talmud).

Meir Margalit, un israelí judío que entiende a los palestinos

Meir Margalit nació en Buenos Aires en 1952 en una familia marcada por la percusión judía en Europa Oriental: su padre sobrevivió al Holocausto y su madre emigró antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial.

A los 19 años emigró a Israel donde formó parte del ejército y participó en la construcción del asentamiento de Netzarim, en Gaza. Fue herido en la guerra del Yom Kippur en 1973, el enfrentamiento bélico que por primera vez perdió Israel frente al bloque árabe.

Durante su recuperación reflexionó sobre su pasado político y sus valores éticos y su vida dio un vuelco sustancial. Se puso a estudiar Historia Contemporánea en la Universidad de Jerusalén y escribió su tesis ‘Palestina bajo el mandato británico (1917-1948)’.

Desde entonces ha sido profesor universitario y como académico ha centrado su estudio en la situación jurídica y la evolución urbanística de Jerusalén, especialmente de la zona de Jerusalén Este, ocupada por Israel.

Actualmente, Meir Margalit es hoy director académico del Instituto Universitario Ono, colaborador del proyecto internacional ‘Ciudades en conflicto’ que coordina la Universidad de Cambridge y forma parte de los consejos editoriales de las revistas ‘Palestine-Israel Journal’ y de la española ‘Sin Permiso’.

Pero su faceta más destacada ha sido la de activista social y político. Defensor de los derechos nacionales del pueblo palestino, ha sido cofundador y coordinador del Comité Israelí contra las Demoliciones de Casas Palestinas (ICAHD) y del Centro de Iniciativas para la Paz participando personalmente en varias movilizaciones para impedir la demolición de casas palestinas.

Esta información fue publicada en El Periódico.

¿Cómo es Meir Margalit?

Lucho por los Derechos Humanos. Es nuestra brújula, nuestra hoja de ruta. Es una postura moral, un acto de fe y una declaración política que proclama: soy humano, y me aferro a la condición humana, por lo cual ninguna violación de ddhh en este planeta me es ajena. Me aferro al humanismo porque todos compartimos un destino común y porque nuestros hijos se merecen un mundo mejor.

El compromiso de Meir Margalit

Como ser humano comprometido tengo tres opciones de vida: humanismo, mercantilismo y militarismo. No quiero ser militarista ni mercantilista. No quiero guerras ni codicio enriquecerme a cuenta del otro. No creo ni en las leyes del Mercado, ni tampoco en banderas, uniformes o marchas militares. Creo en el hombre. El hombre en desnudo. Respondo al imperativo categórico de la justicia.

Quiero por sobre todo ser humanista, y esto no es fácil. Ser humanista implica resistir a las fuerzas del mercado, luchar cada momento contra la castración derechista, priorizar el ‘ser’ por sobre el ‘tener’, y también ser un apasionado amante de la verdad, y la justicia.

Quiero ser humanista y por ello tengo bien claro de qué lado de la línea divisoria me encuentro- a saber: estoy del lado de los endeudados, de los desposeídos, de los desterrados, de los degradados, de los desfavorecidos, de los desprotegidos, de los desahuciados, los excluidos, los olvidados, de los náufragos y los vencidos, de los objetores de conciencia, de los disidentes, de los explotados, de los que necesitan consuelo, de aquellos que para ganarse la vida pierden la salud, de los amantes sin techo, de los poetas con la panza vacía, y los músicos que tocan en la entrada del metro por un par de moneditas.

Margalit, sobre Israel-Palestina

Tenemos una generación entera en ambos pueblos que no conoce otra forma de vida más que la de oprimir y ser oprimidos. Esta situación es debido indudablemente a la ocupación de las tierras palestinas, que en estos días cumple medio siglo de existencia. Ahí donde rige la ocupación, impera la violencia, la humillación, la prepotencia, no resta espacio para ddhh. La ocupación le ha dado un golpe mortal a los ddhh, pero no solo en los territorios palestinos ocupados sino dentro mismo de Israel, dado que violencia es un fenómeno social sumamente contagioso, la degradación de la condición humana no sabe de fronteras ni límites, y cuando un pueblo se acostumbra a degradar al vecino, aquella degradación tarde o temprano se filtra en sus propios ámbitos, se hace cuerpo, pasa a ser parte del quehacer cotidiano incluso en su propia finca.

Un país que domina a otro pueblo durante medio siglo se convierte, quiera o no, en un país militarista, donde todo está supeditado a “la seguridad” y del militarismo al fascismo el camino no es muy largo. La ocupación es una bomba de tiempo, un mecanismo de auto-destrucción que acabará destruyendo el estado de Israel, si no logramos desactivarla a tiempo. Estamos en una pendiente que conduce a un precipicio.

Precisamente para salvar Israel de sí mismo, para desactivar aquel mecanismo de auto-destrucción del que he hablado, estamos nosotros, el movimiento pacifista israelí, luchando cotidianamente por la justicia y los ddhh, tratando de reemplazar la cultura militarista por otra humanista.

Los sueños de futuro de Meir Margalit

Se comienza soñando, todas las conquistas sociales se hicieron realidad porque alguien las soñó primero. Soñar y aspirar a lo imposible, porque tal como ha dicho Max Weber: “Es verdad probada por la experiencia histórica que en este mundo solo se consigue lo posible si una y otra vez se lucha por lo imposible” y con palabras de Noam Chomsky: “Es de una importancia crucial saber qué objetivos imposibles queremos alcanzar si nuestra intención es alcanzar algunos objetivos posibles”.

Empezamos soñando lo imposible pero no nos quedemos en el mero sueño. Trabajamos arduamente para socavar los fundamentos del sistema que posibilita esta ocupación. Nuestra labor consiste en impedir que la apatía adormezca al pueblo, romper los silencios, incentivar la introspección, quebrar el conformismo, producir malestar por aquellos agravios que ocurren a pocos kilómetros de sus casas.

Perturbar la tranquilidad del que no quiere saber y del que sabe, pero no quiere entender. Evitar que la gente se esconda tras esa frase impune que ustedes conocen en carne propia de “no sabía lo que está sucediendo”, no permitir que la gente pierda la vergüenza. No tolerar que la voz oficial sea la única que prevalezca, impedir que la gente se evada de responsabilidad por las atrocidades que su gobierno está realizando en su nombre. Poner un gran espejo frente a los ojos del pueblo para que vea como la ocupación los va deformando, un espejo mágico que le permita adquirir conciencia de sí mismo.

La función de Meir

Frente a la excusa burda de que ‘no hay partner’ nosotros somos la prueba viva, contundente, de que hay con quien hablar, de que hay de qué hablar y que juntos podemos llegar a un acuerdo de paz. Nuestra función es agitar las aguas inmundas de la mentira política, desenmascarar las premisas falsas de derechismo israelí, aquel que sostiene que solo por las armas se puede existir en el medio oriente, revelar esta contradicción interna, romper ese círculo vicioso y estéril de las políticas estatales mentirosas y groseras, destrozar la dialéctica perversa del nacionalismo y rescatar lo ético y moral que todavía nos queda.

Si la ocupación necesita silencio, pasividad y estabilidad para gobernar impunemente, nuestra función consiste en desestabilizar el sistema, para que el gobierno no pueda atropellar impunemente. ‘Todos los Estados y todos los órdenes de la sociedad deben su fuerza y su duración a los espíritus sometidos. Y Martin Luther King ha dicho que: ‘Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo, lo que nos parecerá más grave no serán las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas’.

Siguiendo esta línea de pensamiento, somos la sociedad civil que facilitara la transición democrática, y genera las condiciones que permitirán adoptar caminos más sensatos cuando se den las condiciones, y estamos aquí para abrir horizontes. Porque cuando se vive dentro de un conflicto indefinido, lo primero que desaparece es el horizonte y la esperanza.

Mirada histórica

La historia tiene sus flujos y reflujos, sus pliegues y repliegues. Ahí donde achacan tempestades – ahí se gestan las esperanzas. El medio oriente está pasando una tempestad y frente a ella nosotros presentamos una alternativa coherente, integral y armónica. Y si me preguntaran que probabilidad hay que nuestra labor prospere, responderé con un viejo proverbio talmúdico que dice que ”tal vez no seas tú el que concluya la obra, pero eso no te concede permiso para dejarla de hacer”.

Algunas publicaciones sobre Meir Margalit

Encontrarás más información sobre Meir Margalit en estos enlaces:

Meir Margalit, Sin Permiso

Meir Margalit: «Israel tiene que pagar por las barbaridades que está haciendo»

Información sobre la gala

Podéis leer más información sobre la gala en el apartado Actos: II Reconeixements Ànima y X Velada Solidaria Ángel Olaran.