Tigray es una cara oscura de la ONU para Ángel Olaran
En esta última semana de julio publicamos reflexiones acerca de que Tigray es una cara oscura de la ONU para Ángel Olaran. El misionero vasco reitera, una vez más, que mientras esta organización muestra la cara brillante y se proclama llevar el peso del mundo, en Tigray el compromiso solamente se limita a palabras y “huérfanos, ancianos, sueldos, enfermos, emergencias más emergentes, niños malnutridos, embarazadas mal alimentadas, los preferidos de Dios – quién lo diría – los que nos acogerán al final de los tiempos, su tiempo – todos ellos esperando a que nos llegue ese dinero. Y la ONU sin echarle cara al ÓRDAGO del Primer Ministro. ¡Si Putin supiera el poder de este hombre!”.
El padre Olaran deja claro en esta publicación que sigue “aumentando a la vez la desnutrición general, enfermedades, muertes – como lo digo, menudencias en un país africano –. En situaciones del estilo es donde la ONU debería manifestar su cara humana, materna”. Pero acaba siendo todo lo contrario, lo que hace que “a veces uno se pregunta, si se trata de la cara oculta o de la cara sucia”, reflexiona Ángel Olaran desde Wukro, Tigray.
Escrito por Ángel Olaran:
Muchas veces son los pequeños detalles los que mejor reflejan la personalidad, los sentimientos de alguien. Esa persona puede ser una figura en cuestión de negocios, en política, en deportes, jerarquía religiosa, dejando, a su vez, mucho que desear como individuo – su lado oscuro.
En nuestro caso, algo del estilo ocurre con la ONU: su cara brillante es de sobra expuesta a los 4 costados: desde el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la misma ONU y las decenas de Instituciones bajo su paraguas. . . quienes se proclaman llevar el peso, no solo de la Humanidad, sino del Mundo.
Estos días en el conflicto Rusia-Ucrania, la ONU lleva la voz cantante, con el apoyo de la UE, la Nato y similares: todos los días son noticia, habiendo quitado el puesto al Covid 19.
Desde el 4 de noviembre del 2020, que es cuando comenzó el conflicto bélico al interior de Etiopía, la ONU ha declarado conocer el problema y proclamarse íntimamente interesada en que se consiga la paz, enviando personal altamente acreditado, a los que hay que añadir, personalidades de tan alta posición, lo mejor de la UE, gobiernos de Occidente, la Unidad Africana.
Toda la intervención de las mencionadas personalidades ha quedado limitada al nivel de palabras – que como dice el proverbio swahili “Maneno hayavunji mifupa” (las palabras no rompen huesos). Está claro que, no es por falta de buenos consejos que no se soluciona la situación entre Addis Abeba y Tigray.
Un par de pequeños detalles
Vuelvo a un pequeño detalle comentado ya en la publicación anterior —Ángel Olaran se muestra optimista y continua sin perder la esperanza–, y del que la ONU ni se habrá enterado y menos interesado; me refiero al vuelo en el que nos llegaron los 150.000 birrs. Ese día el avión de la ONU no pudo volver a Addis dado que en el aeropuerto de Makelle no había combustible. Y así cancelaron los vuelos por algo más de dos semanas. Siendo ese el único medio que, además del personal de la ONU, unos pocos tigriños, y miembros de ONG, acreditando de antemano su compromiso en servicios humanitarios, puedan entrar y salir de Tigray. Aparte del viaje del muy reducido número de personas, está el gran “favor” que el gobierno federal concede al de Tigray, permitiendo que, en esos viajes, solo en los de la ONU, que en la práctica son los únicos permitidos, puedan enviar, oficialmente, unos 5 millones de birrs, la moneda local, para uso de ONG, único medio que tenemos para conseguirla, fuera del mercado negro, dado que los bancos siguen cerrados, ya más de un año.
Os he comentado ya, que, en ese viaje, del total del monto de dinero que traían, 500.000 birrs correspondían a nuestro trabajo con huérfanos, ancianos. . . (WSDP). De esa cantidad nos llegaron solo los 150.000 ya mencionados, con la firme promesa de que en el siguiente vuelo nos llegarían los otros 350.000. Después de pasar esas más de dos semanas sin combustible, han llegado varios aviones, sin “nuestro” dinero – y así seguimos, después de más de un mes, el 24 de julio por la noche.
El domingo, 17 de julio, un compañero que el jueves 14 de julio tenía plaza para volar a Addis Abeba, volvió a Wukro, diciendo que, por fallos técnicos, el avión de la ONU no presta sus servicios y no les han dado fecha alguna para poder viajar– y sin teléfono, ni medio alguno de comunicación, mal nos lo ponen.
No sé si esta es la cara oscura, o quizás movido por principios cristianos, tendría que decir, que la ONU, aparte de la agresividad de su cara brillante expuesta estos días con Rusia, en Etiopía, muestra la humildad de la Institución, su respeto ante gobiernos soberanos y por ello, como nosotros los de a pie, también la ONU pacientemente se pone a la cola, hasta que le llegue el turno. Y si entonces se dan cuenta de que les falta una pieza de repuesto que no saben bien dónde la podrán conseguir, pues esperamos, por mucho, que se retrase la reanudación del servicio. Y seguiremos sin recibir dinero alguno a la vez que sin movimiento de la gente. Todo esto tan inconsecuente con el lado de la cara brillante de “rompe y rasga”. Bien dice la filosofía callejera: “Puesta la ley puesta la trampa”. Pero en nuestros casos, la trampa la pone el que ha hecho la ley. A nuestro humilde entender, claro que no conocemos todas las reglas del juego: la indiferencia de la ONU es mucho más grave que la actitud del legislador.
Respecto a los 150.000 birrs decidimos pagar el salario de un mes del personal del WSDP, sabiendo que al día siguiente recibiríamos los 350.000. Como veis, tampoco nosotros aprendemos.
Aparte de esos 350.000 aún nos quedan en Addis otros 600.000 birrs en el mismo paquete, para lo que hemos seguido todas las normas impuestas por el legislador – ni pensamos en ellos –. Huérfanos, ancianos, sueldos, enfermos, emergencias más emergentes, niños malnutridos, embarazadas mal alimentadas, los preferidos de Dios – quién lo diría – los que nos acogerán al final de los tiempos, su tiempo – todos ellos esperando a que nos llegue ese dinero. Y la ONU sin echarle cara al ÓRDAGO del Primer Ministro. ¡Si Putin supiera el poder de este hombre!
La ayuda humanitaria – comida – sigue llegando
Continuando con la cara oscura, o con juego de zancadillas, trampas, desde Addis Abeba siguen llegando camiones de ayuda humanitaria con comida, pero por falta de combustible la comida lleva semanas almacenada en varios centros de la región – da la impresión de que la ONU no es capaz de juntar 2+2. Al comienzo de estos envíos, en cada camión había una cantidad estipulada de diésel que quedaba en el almacén, junto a la comida, para proceder al reparto. Como digo al comienzo, lo comentado de estos dos sucesos con el avión de la ONU, más la falta de combustible para la distribución de la comida, para la ONU son los detalles insignificantes, que no sabe aprovecharlos y para nosotros significan nuestra vida, o sea TODO. Ante su gran responsabilidad universal, seguro que dicen que, en conciencia, no pueden dedicarnos más atención – valga el detalle para echarles una mano –.
Ya que hemos mencionado el combustible, nos llega la noticia récord de que el diésel en el mercado negro, único surtidor del producto, está a 400 birrs litro. Cuando estaba a 300 birrs nos echábamos las manos a la cabeza. Hace un par de semanas el precio bajó a los 150 birrs, y por si nos habíamos hecho la ilusión de que iba a seguir bajando, con este nuevo movimiento adverso, nos dejan más estancados aún en nuestras casas – que no está mal, menos tentaciones para gastar: positivos hasta el final –.
Como efectos secundarios, de ninguna importancia para nuestras instituciones madre: aumenta la falta de comida, de medicación. Aumentando a la vez la desnutrición general, enfermedades, muertes – como lo digo, menudencias en un país africano –. En situaciones del estilo es donde la ONU debería manifestar su cara humana, materna. Será que en la ONU no hay mujeres, madres de familia, abuelas, en esas esferas donde se toman decisiones vitales. La ONU es cosa de hombres, sin lugar a sentimentalismos ni lágrimas. En caso de que también haya mujeres compartiendo lugares semejantes, pertenecerán al grupo de las marimachos.
¿Qué impide a la ONU ese paso final?
Comentaba en una de las cartas que, para el Secretario General de la ONU la vida de un civil ucraniano tiene mayor valor “específico” que las vidas de un par de miles de civiles tigriñas. O el valor “específico” de un soldado ruso es mayor que el de los cientos de eritreos y de otros de fuera de Tigray, envueltos en tanto crimen contra la humanidad. (Puedes leer la publicación en la que Ángel Olaran escribe sobre diferencias de tratamiento de la ONU y de desajustes mundiales).
De una oficina de la ONU el 16 de abril de 2021, se comunicó: “La violencia sexual en Tigray llega a un nivel de crueldad imposible de comprender” – sin mayor trascendencia, una menudencia más –. Cuando para nosotros es mucho más imposible comprender su actitud pasiva, dejando su denuncia al nivel de una limpieza de cara a la galería: “A quien corresponda”, lavándose las manos. Como diría el zorro del Principito: “Nada es perfecto”.
Tigray, en el cómputo de las noticias internacionales, no tiene valor alguno, ni de relleno. En Sri Lanka para conseguir gasolina tienen que hacer cola de hasta 3 días; pero al menos tienen dinero para pagarla y para comer mientras la espera. Aquí todas las gasolineras están cerradas. Allí todo es debido a la mala gestión del gobierno. En nuestro caso, todo depende de una firma. La ONU es quien está consiguiendo los camiones de la ayuda humanitaria – comida – y el gobierno, por razones poco afines con la ayuda humanitaria, permite que lleguen a Tigray ¿y?. . . La gente sigue sufriendo, muriendo; al menos con el consuelo de saber que se les ha enviado comida. ¿Tanto le cuesta a la ONU ese último paso de asegurarse de que llega a la población?
A veces uno se pregunta, si se trata de la cara oculta o de la cara sucia.
–Este escrito sirve para constatar una vez más que Ángel Olaran está enojado porque el mundo no está haciendo nada contra el hambre en Tigray—
QUE POCO HA APRENDIDO LA ONU, SI ALGO, DE SU PROPIA HISTORIA
El año 1991, Graham Hancock, el mismo ejecutivo de la ONU, publicó su libro “Lords of Poverty” (Lores de pobreza).
Dedica una primera página en blanco, antes incluso de llegar al “Contenido” a exponer la razón del libro:
“Lords of Poverty, está dedicado al personal del Banco Mundial que, ilegalmente, adquirió y leyó mi sinopsis original en los primeros días de este proyecto. Por su disposición desde el principio a limitar mi acceso a información interna me convencieron de que el negocio ayuda tiene mucho que ocultar”. (Traducción personal del inglés).
La segunda página, también en blanco, está dedicada a un poema de Ross Coggins sobre los servicios de la agencia Development Set (Desarrollo Set).
Se refiere al ejecutivo del entorno de la ONU, que se despide de sus amigos explicándoles algo de su trabajo en esa agencia, a la que llegan en viajes de lujo, pero con los pensamientos siempre puestos en los pobres.
Les explica que: programan la malnutrición delante de un filete y las discusiones sobre el hambre durante los descansos ante un café. Nos enfrentamos, les dice, a cada caso, con la boca abierta. Asegurándoles que las residencias en las que alojan son extremadamente elegantes.
Les comenta que los consultores que les orientan son tan complicados, que siempre salen con la decisión de tener que seguir con otra reunión más y así asegurarse buena comida.
Y se despide de ellos:
Basta de versos – ¡Vamos con la misión! ¡Nuestra tarea es tan grande como la condición humana! Pedimos a Dios que la promesa bíblica siga siendo real: a los pobres siempre los tendréis con vosotros.
(De la esencia del poema, también traducido personalmente del inglés).
En la contraportada del libro expone:
$ 60.000.000.000.
Cada año, las facturas de toda ayuda oficial la pagan los países ricos. Nosotros, los que pagamos los impuestos, contribuimos con una cierta satisfacción, pensando que este dinero llegará a los más pobres. Pero no.
En la misma contraportada, el New York Times Book Review comenta: “Si los libros tuvieran manos, este buscaría a los oficiales de las Naciones Unidas para estrangularlos” (‘interpretación libre del inglés´).
A lo largo del libro hace un estudio documentado, del abuso de esa ayuda por las diferentes instituciones de la ONU, encontrando que, hasta el 80 % del monto de dinero expuesto, lo emplean en gastos administrativos, al margen de sus bien pagados sueldos. Ninguna de las instituciones oficiales se libra de ese abuso.
Ya desde las primeras páginas, comenta un encuentro que el Banco Mundial- Fondo Monetario Internacional celebran anualmente, estando el autor presente en una de ellas. Los invitados llegaban a los 10.000, procedentes de todo el mundo. El interés de los participantes en el encuentro que, duró una semana en Nueva York, a mínimos. Extravagancia, a máximos: coste 10 millones de dólares. El autor comenta que, con ese dinero, se hubiera podido prevenir la ceguera de 500.000 niños en África y Asia, así como evitar el empeoramiento de la visión de más millones de niños. Y fiestas similares a decenas al cabo del año.
Y eso, a pesar de las muy sentidas reflexiones, del entonces director del Banco Mundial, Barber Conable expuestas a los invitados: “Nuestra institución es poderosa en recursos y en experiencia, pero sus trabajos serán nulos si no puede mirar nuestro mundo a través de los más desprivilegiados, si no podemos compartir sus esperanzas y sus miedos. Estamos aquí para servir sus necesidades, ayudarles a que sean conscientes de su poder, su potencial, sus aspiraciones. . . La acción colectiva contra la pobreza global es el fin principal que hoy nos une. Para ello tenemos que re-dedicarnos a fin de conseguir este gran bien” (traducción personal del inglés). Ni debió sonrojarse, ni tartamudear, ni pedir perdón por tanta falsedad. Con todo nos podemos imaginar la reacción de muchos de los invitados, quienes, según el autor, lucen trajes oscuros, camisas blancas, corbata de seda, zapatos pulcros, no faltando los Guzzi, moviéndose en limusinas, preguntándose: ¿A qué viene esto? ¿Qué tiene que ver con nosotros? –Puedes leer también en el el blog la que —Ángel Olaran titula la publicación “Sin la ONU nos hubiera ido aún peor”—.
Un comentario transversal – sin más –: Los actos, acontecimientos que al cabo del año se celebran en Nueva York, en Ginebra. . . los beneficios que entran en sus naciones deben de superar a sus contribuciones al problema del hambre en el mundo (creo haberlo leído en un libro de Jean Ziegler, relator de la ONU).
Un fuerte abrazo,
Ángel
Wukro 25-07-22