Ángel Olaran: «Confiando, aun a falta de pruebas»

Escribe Ángel Olaran: “Confiando, aun a falta de pruebas”, y afirma que “ese mínimo de confianza crea en la población el suficiente estado de ánimo para asegurar un sueño tranquilo”.

El misionero vasco reitera, casi tres meses después del acuerdo de paz en Pretoria, que el restablecimiento de los servicios básicos continúa adelante, pero con más lentitud de lo deseado. Asegura que “la ayuda sigue a mínimos bajos; la cosecha del año fue muy baja; a muchas familias a penas les ha llegado para cubrir las necesidades de dos meses y han vuelto a ingresar en la lista de los necesitados de ayuda. La próxima cosecha será en noviembre”. Por ello, tiene clara la necesidad de empezar proyectos de “apoyo a la agricultura para que más familias tengan acceso al regadío y se libren de esa escasez mencionada”.

Escrito por Ángel Olaran: «Confiando, incluso a falta de pruebas»

Qué tranquilidad da la confianza, por mínima que ésta sea.

Han pasado ya casi 3 meses desde que, entre abrazos y felicitaciones, concluyera la tan esperada reunión de África del Sur, con una carpeta llena de objetivos prácticos esperando hacerlos realidad, a la mayor brevedad.

El gran y esperado objetivo de la reunión consistió en la creación de una comisión internacional con plena libertad de movimiento y criterio para que gestionara y evaluara la puesta en marcha de los objetivos allí acordados, a esa mayor brevedad posible mencionada. Aunque con retraso, hará algo más de 2 semanas que la comisión llegó a Mekelle, pero poco han debido de gestionar a fecha de hoy.

Entre los servicios obtenidos seguimos con el de la electricidad – éste ya desde antes de la presencia de la comisión –. Sí se ha conseguido la comunicación telefónica e internet. Las líneas aéreas etíopes llegan a Mekelle y a Shire, pero es tanta la demanda de pasajes que, por poco que te descuides pasarán 3 meses para cuando consigas un billete – pero este derecho denegado a los menores de 45 años –. Se añade el agravante de que las carreteras no están abiertas al tráfico público. Ni en autobús ni en coche se puede entrar ni salir de Tigray.

Se lleva oyendo más de un mes que, “mañana” se abrirán los bancos. Hace ya unas 3 semanas que un reducido número de bancos – uno en Wukro – han abierto las puertas simbólicamente, ofreciendo la cantidad de 2.000 birrs (unos 40 €) semanales, pero solo de dinero que te haya llegado al banco estos últimos días. Se sigue sin tener acceso al dinero que tenías en cuenta antes de que se cerraran los bancos. Los precios de la mayoría de las medicinas, productos alimenticios, ropa. . . siguen regidos por la ley del mercado negro.

Los funcionarios, llevan cerca de dos años sin poder cobrar los sueldos. Los privados, aprovechando las oportunidades que se van ofreciendo de cuando en cuando, aún podemos seguir pagando el sueldo del mes cada dos o tres meses.

Desde hace unos días Tigray ha recibido un millón de litros de carburante – el cupo anterior al conflicto era de 12 millones de litros anuales. Esta cantidad va destinada especialmente a servicios sociales: hospitales, transporte público, generadores. . . El litro de diésel está ya a 60 birrs y el viaje Wukro-Mekelle cuesta 50 birrs.

Como lo comunicaba en la anterior publicación «Son muchas las familias necesitadas de microcréditos para rehacer sus vidas», la ayuda humanitaria sigue a mínimos bajos. En ella siguen sin tenerse en cuenta la higiene personal y la salud. Con esos mínimos de comida que se deberían de recibir mensualmente, hay que cubrir todos los gastos de la familia.

En estas condiciones un año es muy largo. Dada la falta de abonos, insumos, la cosecha del pasado año fue muy baja; a muchas familias a penas les ha llegado para cubrir las necesidades de dos meses y han vuelto a ingresar en la lista de los necesitados de ayuda. La próxima cosecha será en noviembre.

Apoyo a la agricultura

De esta escasez mencionada, se libran la minoría de familias que tienen acceso al regadío durante los 10 meses de sequía. Por ello uno de nuestros proyectos más urgentes es el de conseguir recoger el agua de los 2 meses de lluvias – julio y agosto – o bien rehabilitando torrentes; haciendo embalses; cementando acequias para evitar que se pierda la mitad del agua que corre por ellas. Necesitamos reparar los aliviaderos en un par de embalses, así como algunas cisternas que recogen las lluvias de los tejados. . .

También la reforestación contribuye al mantenimiento de las aguas de las lluvias, a la vez que cubre el terreno de vegetación – masa biológica – y mejora la calidad de la tierra. Y ello a muy poco coste. Durante los dos meses de lluvias la naturaleza ofrece mucha vegetación, aprovechada por los animales quienes a su paso por la misma arrasan con todo. Llevamos ya unos años protegiendo de animales y personas áreas montañosas, de antemano determinadas con la municipalidad y el acuerdo de los campesinos. Lo que nace, crece sin más, sin necesidad de cuidados, en especial sin necesidad de regadío.

Con el mismo tipo de árbol, salido de nuestro invernadero, hemos reforestado áreas cercanas a las que sus “hermanos” nacen y crecen espontáneamente, sin necesidad de cuidado alguno y los nuestros, regados, cuidados: los primeros salen adelante en casi un 100 %, además de recuperar especies perdidas, y en los nuestros, un 50 % es ya un éxito.

Para protegerlos se paga el salario a unos cuantos hombres, lo que ya supone apoyo a sus familias. El tener mujeres para ese trabajo tiene sus inconvenientes, especialmente de seguridad, ya que esos puestos están lejos de los pueblos. En Wukro ciudad, en dos terrenos reforestados son las mujeres quienes los protegen.

Con el apoyo del gobierno regional podríamos, extender este tipo de proyecto en toda la región, lo que también contribuiría a proteger la higiene del aire contra la polución atmosférica.

Será tanta la vegetación obtenida que, a partir de los 5 años, para mantener el terreno limpio de maleza, habrá que recurrir al ganado.

Como comentaba al comienzo de la carta, ese mínimo de confianza crea en la población el suficiente estado de ánimo para asegurar un sueño tranquilo.

Con mis mejores deseos,

Ángel

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