Navidad y Más: Un viaje cósmico y espiritual hacia el origen del amor
La Navidad no es solo un acontecimiento histórico, sino un viaje cósmico y espiritual que comenzó hace más de 15.000 millones de años con el origen del universo y culminó en un pesebre humilde de Belén. Este texto entrelaza las palabras del Evangelio con la creación del cosmos y las reflexiones teológicas y científicas, revelando a Cristo como el núcleo del amor universal. Desde María y su «Sí» al Ángel hasta nuestra participación en la nueva creación, este escrito nos invita a redescubrir nuestro lugar en el mundo y en Dios, a través del amor, la justicia y la reconciliación.
Escrito del Padre Ángel Olaran
NAVIDAD Y MÁS
Comenzó 9 meses antes, en Nazaret:
Lc, 1,26-38. “El ángel del Señor se presentó a María… Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo…. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús”. María: “¿Cómo será esto pues no conozco varón?” El ángel le respondió: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Mira también Isabel, tu pariente, en su vejez ha concebido. . . porque para Dios nada es imposible”. Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”
Y María se apresuró a visitar a su prima en Jerusalén. Un viaje de 145 km de su época.
Y se encontraron. Isabel se admira de que la madre de su Señor vaya a visitarla y le dice que, nada más oír la voz de su saludo, su hijo en el vientre saltó de gozo. Según el género literario de la época creo que midrash- ese salto gozoso del niño nos lleva al baile con que David también gozoso, desnudo, recibió al Arca de la Antigua Alianza en su casa, sintiéndose indigno de semejante visita. El Arca contenía la Palabra de Dios del Sinaí – los Diez Mandamientos. El hijo de Isabel, Juan el Bautista, en el vientre baila de gozo ante el Arca de la Nueva Alianza, María, en cuyo vientre estaba la Palabra, con su mandamiento del Amor.
Y María pronuncia: “Engrandece mi alma al Señor porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava. . .. Desplegó la fuerza de su brazo, y dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de su trono y exaltó a los humildes. A los hambrientos les colmó de bienes, y despidió a los ricos sin nada.” Lc 1, 16-46.
A los 3 meses María vuelve a Nazaret, para de nuevo, a los 9 de su embarazo ir a Belén, a unos 10 km de Jerusalén. Y con la misma sencillez y sobriedad la Palabra se hace CARNE y lo acuestan en un pesebre.
“NACIMIENTO” CÓSMICO DE LA PALABRA
Su primer “nacimiento”, aconteció con lo que iba a ser el comienzo del Universo, en el que sigue en activo.
Hace 15.000 millones de años surgió una esfera millones de veces más pequeña que la cabeza de un alfiler, en cuyo interior había distintos materiales, y aún quedaba un hueco vacío, en un ambiente de muchos millones de grados de temperatura. En ese entorno con reacciones entre los distintos materiales y en un tiempo de muchos millones de veces menor que un segundo, la esfera adquiere el diámetro de 10 ctm – como una manzana- y explota. Y aquí estamos: todo y todos salidos del mismo seno. (Son los científicos S. Hawking y S. Weinberg los que han descubierto la secuencia del tiempo en billonésimas de segundo). Porque para Dios nada es imposible.
(En todo el escrito, lo relacionado con el Big Bang, menos donde se cite explícitamente, este cogido de: Ecología: grito de la tierra; el grito del Pobre) Leonardo Boff.
Y el Universo sigue en expansión: la galaxia más alejada de la Vía Láctea, nuestra galaxia, sigue su carrera a la velocidad de la luz – 300.000 km por segundo. De verdad, nada es imposible.
Fue tan exacto lo que ocurrió en aquellas primeras millonésimas de segundo de la explosión que, el menor fallo hubiera dado al traste con el proyecto cósmico. Después de aquellos 200 primeros segundos de la explosión Dios, el Intelecto, el X, según la fe, la cultura, la ciencia, pudo relajarse, siguiéndolo todo de cerca, acechando que todo siguiera su curso. Y, ya con más tranquilidad, las noticias comienzan a llegar a los 2.000 a los 3.000 millones de años cuando aquellas nebulosas y gases del principio comienzan a enfriarse, a chocarse, a explotar, a calentarse, a relacionarse, viéndose ya estrellas y demás astros… como previsto.
Todo ocurrió de una manera mucho más “milagrosa”, más difícil de creer que, su nacimiento de Belén. No hay mitología, ni ciencia ficción, que se acerque a esta realidad. Por medio está Dios.
El jesuita y astrónomo Teillhar de Jardin confiesa: “Creo que la Evolución se dirige hacia el Espíritu. Creo que el Universo es una Evolución. Creo que el Espíritu desemboca en lo Personal. Creo que lo Personal Supremo es el Cristo Universal.” Según él, la cosmogénesis evoluciona en biogénesis, en noogénesis, en cristogénesis (noos igual a espíritu). Ya antes, confirma que, el sacerdote y astrónomo belga Georges Lemaître, el año 1927 expone la teoría del Big Bang.
Entendiendo la creación en la proporción de un millón de años igual a un segundo, la tierra tendría 4.7 segundos: la humanidad un segundo, cada individuo, cada uno de nosotros, andaríamos por las millonésimas de segundo de aquellos comienzos, pero con una “dignidad” mayor que la de aquellos primeros materiales. En nuestro núcleo individual más íntimo, el alma, posiblemente llegando a la nada, Dios hace su presencia, poseyéndonos desde lo más íntimo. Como dice Santa Teresa, “Dios en el mejor trono que haya podido crear: nuestro corazón.” A pesar de esas extremas limitaciones de tiempo y espacio, cada uno de nosotros está sellado con la Marca: Amor y nuestra vocación debe ser tan efectiva humanamente, como aquellas mini partículas originales lo fueron. Además, en el Cantar de los Cantares, Dios es el Esposo y la Esposa es cada una de nuestras almas. Dios es el punto Omega de la Humanidad, al que cada uno de nosotros llegará con su crisis, “explosión”, individual: con su muerte. “Jesús trasformará nuestra condición humana, según el modelo de su condición divina” Fil 3,21 Y podremos mirar a Dios cara a cara desde su regazo. Y “me conoceré como soy conocido” 1 Cort 13.12. ´
´Al tocar la puerta del cielo´ San Pedro no nos va a mostrar el veredicto del juicio, de haber sido declarados buenos o malos. Se nos dice que va a haber un juicio particular, en el que, es de suponer, habrá un careo, con el Juez Supremo, quien al final decidirá sobre lo que yo opte. Nos ha dejado un par de tarjetas de visita: el Padre del Hijo Pródigo: el joven que después de haber despilfarrado malamente la herencia, vuelve a su padre a que le dé un trabajo de jornalero. El padre al verlo a la distancia corre a abrazarlo, no le da tiempo al hijo para explicarse, confesarse. Mientras el hijo habla, el padre feliz de recobrarlo prepara su acogida familiar. Ha dejado también otra segunda tarjeta: la del Esposo que acoge a su esposa, esperando a que ella le diga: Sí, quiero. Además de otra, muy extensa, haciendo referencia a su preferencia por el hambriento. El optar No, es optar por el infierno, quiere decir, cerrar todo acceso a Dios. Según San Juan de la Cruz, ni el fuego narrado del inferno podría superar el dolor de esta separación ontológica – en el ser: tender al infinito, el único deseo que se pueda tener en ese estado espiritual, para el que has sido creado, cerrando tú mismo, delante del Juez, la posibilidad de acceso. No se nos quita la vida: es en ese momento cuando la entregamos o nos la quedamos.
Optando por el Sí, significa algo así como que, si aquí en la tierra hemos tenido vivencias, del estilo que sean, que nos han movido a desear “que se pare el tiempo”, ese gozo, esa felicidad no representará ni la millonésima parte de lo que va a ser vivir en Dios, el Omega de toda belleza, armonía, amor, relación, felicidad. . . que aquí apenas les podemos gustar. El cielo consistirá en vivirlas desde ese fondo infinito, para el que estamos creados, que nos llega del abrazo con Dios. En él, el tiempo, si es que tiene algo que ver el nuestro, estará relacionado con la profundidad de la vivencia. “Lo que ojo no vio, oído no oyó, ni mente pudo imaginar, es lo que Dios tiene preparado para los que ama” San Pablo. Para Dios nada es imposible.
Los astrólogos, bioquímicos, astrofísicos y otros procesionales hablan del Intelecto muy superior al nuestro, que está al principio de todo, y, no llegan más lejos respecto a él. Constatan la imposibilidad de la casualidad. Volviendo a los místicos Santa Teresa, San Juan de la Cruz, otros, experimentan por los efectos en sus vidas, la presencia de ese alguien, que no pueden negar, muy íntimo en ellos mismos, que no son ellos, pero que, a la vez, no pueden probar su existencia y en su fe adoran a Dios Amor, hecho carne. Y cuentan que, si alguien le dedica un tiempo a Dios – oración, meditación, actividad. . . por mucho que se aburra en ese tiempo, le dominen las distracciones, se le haga largo y pesado. . . Dios disfruta inmensamente de ese rato con cada uno que se lo dedique, y que no se deje por nada de dedicárselo, que, además, algo nos llega, según los efectos que experimentamos. Mi hermana me decía que, cuando los nietos volviendo a su casa le decían que preferían quedarse con ellos, los abuelos, yo no me podría imaginar la alegría que le daba, aunque supiera que se querían quedar porque podían ver más tiempo los dibujos animados, comer lo que no podían comer en casa. . . Dios es más abuela/abuelo que madre/padre.
Frithjof Schuon en su Senderos de Gnosis, pág. 129-130. “En la perspectiva de la Gnosis, Cristo es la luz del mundo, es el Intelecto Universal, igual que el Verbo es la ´Sabiduría del Padre´. Cristo es el Intelecto del microcosmos, así como de los macrocosmos, él es, por tanto, el Intelecto en nosotros, así como el Intelecto en el Universo y con mayor razón en Dios.”
“Cristo está prefigurado en la creación entera que también tiene un aspecto de encarnación y otro de crucifixión. A menos escala, la humanidad, y con ella el individuo humano es una imagen de Cristo, e incluye los dos aspectos: el hombre es ´encarnación´ por su intelecto y libertad, y ´crucifixión´ por sus miserias.”
Unos 300 años AC, los poetas místicos, aún sin creer en la resurrección ni en la vida eterna, como David, en su salmo 148, cantaban:” Alabad al señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alaben al Señor todos sus ángeles, alabadlo todos sus ejércitos. Alabadlo sol y luna, alabadlo estrellas lucientes. Alabadlo espacios celestes y aguas que cuelgan en el cielo. Alabad el nombre del Señor, porque él lo mandó y existieron. Les dio consistencia perpetua. Y una ley que no pasará. Alabad al Señor en la tierra, cetáceos y abismos del mar, rayos, nubes, nieve y bruma. Viento huracanado que cumple sus órdenes. Montes y todas las sierras, árboles frutales y cedros, fieras y animales domésticos, reptiles y aves que vuelan, los jóvenes y también las doncellas, los viejos con los niños, alaben el nombre del Señor. Su majestad sobre el cielo y la tierra acrece el vigor de su pueblo.”
Este poema oriental pregona: “El Espíritu (Dios) duerme en la piedra, sueña en la flor, se despierta en el animal y sabe que está despierto en el ser humano” Ecología Boff pg. 214.
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué inescrutables sus caminos! ¡Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él de devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén” Rom 11, 33-36
LA NUEVA CREACIÓN
“El que está en Cristo es una nueva creación” 2 Cort 5, 16
“Revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador. . . donde Cristo es la síntesis de todo y está en todos. “Col 3,10- 12. En este orden nuevo desaparecen todas las distinciones, de religión incluidas.
Si la Palabra tuvo el saber y poder hacer que en aquella esfera tan diminuta estuviera virtualmente toda la creación, es capaz de integrarnos, injertarnos de manera vital en su Nueva Creación, bendiciendo, sacramentalizando la naturaleza, el pan, el vino, la luz, el aceite, el agua, la persona, en especial el pobre, símbolos a través de los cuales, celebrados en los sacramentos, en el espíritu del lavado de los pies, somos parte de su Pascua. La Eucaristía es, nos decía un profesor de Biblia, “la Pascua en edición de bolsillo.” Está presente cuando damos de comer a un pobre; cuando llenamos el estómago de un indigente, en nosotros brilla la luz. Cuando perdonamos y recibimos perdón, cuando amamos sin condiciones. Sta. Teresa decía: la medida del amor es amar sin medida. Cuando. . .y cuando. . .
Resucitando su cuerpo, Jesús ha dado un vuelco de 90º a la condición del nuestro. ¡Si lo creyéramos!
“Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima (hostia) viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual” Rom 12,1. Cualquier cosa que por amor hagamos a favor de alguien, cueste lo que cueste, vale. Jesús en la cruz es sacerdote porque ofrece, y, a la vez, es la víctima de su ofrenda. Estando injertados por el agua del bautismo en la esencia del sacerdocio de Jesús, San Pablo confirma que: ofreciendo – somos sacerdotes y, a la vez somos la víctima, porque ofrecemos nuestro cuerpo. Este sacerdocio está a la base del sacerdocio sacramental, el de los curas, que está relacionado con el servicio a la comunidad y condicionado al sacerdocio bautismal. A su manera, abarca a toda la humanidad. Se nos puede dispensar del sacerdocio sacramental, el de los curas, pero no del bautismal.
Nos olvidamos del ritmo del Creador. El paso de una especie a otra necesitó su tiempo cósmico. En nuestro ahora, el de hoy, haciendo caso omiso de la persona; sin preocuparnos de si está en condiciones de asimilar cambios, casi sustanciales, en poco tiempo; llegando a la práctica del usar y tirar, hasta en nuestras relaciones humanas más íntimas, hasta de pareja, de matrimonio, en las que, el que cuenta soy yo, mis apetencias, más que los derechos del otro. Vamos al ritmo muy acelerado, de unos jóvenes muy dotados que, desde sus ordenadores rompen todo tipo de fronteras de futuro, sin darnos tiempo a asimilar la anterior, ignorando principios humanos, espirituales estéticos, éticos. Y peor, sino tan malo, estamos en manos de los fabricantes de bombas. Y de quienes ordenan todo que, en total, no deben de llegar ni al 0,1% de la humanidad.
Los que los manejan, “la mano invisible del comercio” quieren que los usuarios nos acerquemos a lo que nos ofrecen, con una mente tabula rasa – una mente vacía, dispuesta a ingerir lo que se le ofrezca – con poca alternativa por parte de educación, religión, cultura y demás.
Leonardo Boff, califica su libro Ecología: grito de la tierra; grito de los pobres. Hemos llegado a crear este “Valle de lágrimas” adverso a la Naturaleza y a la Humanidad.
Pertenecemos a la Marca Amor. Decía Galeano que, con muchos actos pequeños pero buenos, hechos por muchas personas, se puede llegar a un bueno muy grande, a cambiar algo.
Para los que creemos en la presencia cósmica de este niño cuyo nacimiento en Carne celebramos, apaguemos su grito en la cruz, aceptando nuestras cruces, las que nuestras actividades y compromisos diarios nos vayan ofreciendo, cargándolas con justicia y amor, siguiendo el testimonio, arriba indicado, de María. Nos ofreceríamos a nosotros mismos una alternativa muy digna, en el espíritu del lavamiento de los pies, con visos de que pueda alcanzar a otros.
LA VIEJA COMO A LA NUEVA CREACIÓN
Seamos fieles tanto a LA VIEJA COMO A LA NUEVA CREACIÓN. Es un deber que tenemos tanto con la Naturaleza, la Humanidad y con Dios.
“¿Quién vio en mayor estrechez gloria más plena y a Dios como el menor de los humanos? Llorando en el pesebre, pies y manos le faja una doncella nazarena – oriunda del pueblo “donde no puede haber cosa buena.” Jn 1,47
Feliz 2025.
Ángel
María nos enseña a dar un «Sí» incondicional, como ella lo hizo, aceptando nuestras cruces diarias con amor y fe. Desde el origen del cosmos hasta la eternidad con Dios, estamos llamados a vivir con la marca del Amor.
¡Feliz 2025!